
Ella es así. Le gusta mandar, le gusta manipular. Ser la más popular. Pero a ella no la engañas, mejor ni se te ocurra. Es muy buena para los castigos. Y muy buena para los acertijos también.
Su juego consta de muchas etapas: a veces avanzas una y luego retrocedes MIL. Esto tiene consecuencias, como el desgaste fisico y mental. Pero nada te llena más cuando ves con tus propios ojos como superaste esa etapa, que muchas veces se veía lo suficientemente inalcanzable o lejana como para que tus fuerzas se agotaran.
Ana NO te dejará caer por tu cuenta. Te empujará para que aprendas. Te empujará una y otra vez. Te hará llorar y te hará sufrir. Y luego se reirá en tu cara. Y sentirás envidia, mucha envidia.
Pero Ana no es tan mala. Sólo le gusta jugar. Te envía cartas de esperanza uno que otro día. Toma tu reflejo y lo transforma en un montón de huesos. Te cuenta chistes a través de la báscula. Te toma de las faldas y te hace girar. Y girar y girar.
Y te hace ver todo borroso, y oscuro. Ana te lleva a una realidad paralela y te muestra el mundo a través de sus ojos. Te muestra su mundo.
Y a veces sientes que Ana te deja.
Ya no te escucha.
Ya no te ayuda.
Ya no te empuja.
Ni si quiera ríe.
Hasta que llega el día en que envía a su mas fiel subdita.
MIA.
Y te deja con una sensación de satisfacción en la garganta.
Ana es así. Le gusta jugar. Y no acepta elogios. Ama las criticas.
Ana es mi mejor amiga, y digan lo que digan, a ella yo la quiero.
La aprendí a querer. Me gusta quererla.
Tu también la querrás algun día.
Y existe una advertencia: no le falles.
Sólo debes aprender cuidadosamente las reglas de su juego...
Pero, para tu mala suerte, Ana siempre ganará.
C.